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CUIDADO DENTAL EN NIÑOS

El cuidado apropiado de los dientes y las encías del niño incluye cepillado y enjuague, exámenes dentales de rutina y cualquier tipo de tratamientos necesarios como aplicaciones de flúor, extracciones, obturaciones o aparatos ortopédicos y/u ortodónticos. Los dientes y encías saludables son esenciales para la buena salud general del niño. Los dientes lesionados, enfermos o con desarrollo deficiente pueden ocasionar una nutri­ción insuficiente, infecciones dolorosas y peligrosas, problemas con el desarrollo del lenguaje y problemas de autoestima. La Dra. Lorena Delgado López nos ha­bla más sobre el tema.

Cuidado de los dientes de un bebé

 

Aunque los recién nacidos y los bebés no tienen dientes, es impor­tante el cuidado de la boca y las en­cías. Siga estas recomendaciones:

 

Use una gasa embebida en agua para limpiar las encías del bebé después de cada comida.

NO lleve al niño a la cama con el biberón con leche, jugo o agua azucarada.

Comience a usar un cepillo de dien­tes suave en lugar de la gasa para la limpieza de los dientes del niño tan pronto como aparezca el primer diente (generalmente entre los 5 y 8 meses de edad).

Consulte con el pediatra si el niño requiere la adición de fluoruro a su dieta.

 

Cuidado con los dientes del niño

 

El niño debe cepillarse los dientes y encías por lo menos tres veces al día y en especial antes de ir a la cama. Lleve al niño al odontólogo cada 6 meses y hágale saber si el niño se chupa el dedo o respira por la boca.

Enséñele al niño la forma segura de jugar y qué hacer si un diente se rompe o se cae.

Cuando al niño le salgan los dien­tes permanentes, debe comenzar a usar el hilo dental en su higiene bucal diaria.

Cuando llegue a la adolescencia, es posible que se necesiten correc­tores dentales o extracciones para prevenir problemas a largo plazo.

 

Si el niño pierde un diente perma­nente durante una caída u otra lesión, se recomienda seguir las instrucciones de primeros auxilios. Si se actúa rápidamente, a menudo se puede salvar el diente.

 

Primeros auxilios

 

Guarde cualquier diente que haya sido perdido por un golpe y llévelo al odontólogo lo más pronto posible. Cuanto más se espere, menor será la probabilidad de que el odontólo­go pueda arreglarlo. Sostenga el diente únicamente por la corona (extremo del diente visible en boca).

 

Puede llevar el diente al odontólogo siguiendo uno de estos consejos:

 

Trate de colocar de nuevo el diente en la zona de la boca de donde se desprendió, de manera que quede a nivel con los otros dientes. Muer­da suavemente una gasa o una bolsita de té húmeda para ayudarlo a mantenerse en su sitio. Tenga cuidado de no tragarse el diente.

Si no se puede realizar el paso anterior, coloque el diente en un recipiente limpio y cúbralo con una pequeña cantidad de leche entera o saliva.

El diente también se puede llevar entre el labio y la encía inferiores o bajo la lengua.

Igualmente siga estos pasos:

Aplique una compresa fría para el dolor en la boca y encías.

La primera visita al odontó­logo

 

La primera visita del niño al odontólogo debe ser entre el momento en que aparece el primer diente (5 a 8 meses) y el momento en que todos sus dientes primarios son visibles (antes de los 2 años y medio).

Muchos odontólogos recomien­dan una visita de prueba para exponer al niño a las vistas, sonidos, olores y sensaciones del consultorio antes del exa­men real.

Los niños que han sido acos­tumbrados a la limpieza de sus encías y al cepillado de sus dientes todos los días estarán más cómodos en las visitas al odontólogo.

 

Aplique presión directa con una gasa para controlar el sangrado.

 

Busque al odontólogo inmediata­mente.

 

Si el diente está muy partido, las terminaciones nerviosas pueden estar expuestas. Usted necesitará ayuda dental inmediata para evitar la infección y el dolor.

 

Es posible que las fracturas o asti­lladuras simples no necesiten una consulta de emergencia, pero aun se deben reparar para evitar los bordes afilados que pueden cortar los labios o la lengua.

 

Errores comunes con respec­to al cuidado de los dientes en niños

 

1. No cuidar los dientes de leche: El mayor mito existente es que no hay necesidad de limpiar o cuidar los dientes de leche porque de to­das maneras se le van caer al niño.

 

La prevención es esencial para mantener los dientes de leche o temporales sanos. Se recomienda que el cuidado dental empiece tem­prano, tan pronto le sale el primer diente al bebé (alrededor de los 5 a 8 meses). Es vital que los dientes de leche que tengan caries sean restaurados, a pesar de que con el tiempo, estos se pierden.

 

Además, las mismas infecciones que sufren los dientes de leche se transmiten a la dentición mixta y permanente.

 

2. No tratar las caries de niños y padres: Ninguna pasta dental o medicamento puede curar la caries dental, una infección bacteriana que continúa hasta que se trata. La caries aparece en los dientes como manchas blancas, depósitos de placa o sarro y puede llegar a causar pequeñas fracturas o cavi­dades. El odontólogo debe eliminar el tejido dañado y enfermo y pos­teriormente, restaurar el diente con alguna pasta o amalgama especial. El principal culpable de la caries, es una bacteria llamada Strepto­coccus mutans, y muchos estudios demuestran que, la colonización temprana de la boca del niño por dicha bacteria es a través de la sali­va de los adultos, especialmente de las madres, al compartir utensilios o besarlo en la boca, por ejemplo.

 

En la siguiente lista se incluyen otras precauciones sugeridas por los expertos para no contagiar a tu hijo de bacterias que pueden ser nocivas para su salud oral:

 

No compartir utensilios. No debes compartir cucharas, tenedores, servilletas, cepillos de dientes, ni ningún otro utensilio con tus hijos. No tomar del biberón o vasito del niño. Es preferible colocar en una cuchara un poquito del contenido para probarlo.

 

No soplar la comida de los niños para enfriarla. Es mejor dejar que la comida se enfríe sola. No meter el chupón en tu boca para limpiarlo. En lugar de eso, hay que lavarlo rápidamente con agua bien caliente y secarlo con una toalla de papel. No besar a los niños en la boca. Esta demostración de afecto tan común entre algunos padres, la desaconsejan los expertos porque la gran cantidad de bacterias que los adultos tenemos en la boca pueden transmitirse al niño.

No es sino hasta alrededor de los 8 años, cuando los niños pueden ce­pillarse los dientes por sí mismos, según los profesionales.

Pero aun después de esa edad, los padres deben verificar que los niños se cepillen los dientes de manera correcta y también recor­darles que lo hagan.

6. No limpiar la lengua de los niños: Es común que los padres se olviden de limpiar la lengua de los niños cuando les cepillan los dientes. “La lengua alberga gérme­nes y si no limpiamos esos puntitos blancos en la lengua de los niños, toda esa bacteria se queda ahí y se pasa a los dientes”.

7. No usar el hilo dental: El cepi­llado adecuado y con regularidad ayuda a eliminar la mayor parte de la placa dental. Sin embargo, el cepillado no llega a todos los rinconcitos donde hay placa, como en los espacios entre los dientes. Los dientes de los bebés y niños pequeños suelen no estar pegados entre sí, de manera que no es necesario usar el hilo dental entre esos dientes porque el cepillo entra en esos espacios.

8. Alimentar al niño justo antes de irse a dormir: Lo que es más grave incluso que alimentar al niño justo antes de dormirlo y no lavarle los dientes posteriormente, es de­jarlo que se duerma con el biberón en la boca. A esto se le conoce como el “síndrome del biberón”, el cual se considera como una de las causas principales que genera la caries entre los niños pequeños. El jugo, la leche de fórmula o materna que se mantiene estancada y en contacto con sus dientes durante la siesta o por la noche puede deteriorarlos y debilitarlos, lo que aumenta las probabilidades de la aparición de caries. Se sugiere que lo último que debe tocar la boca de los niños por la noche sea la pasta dental con flúor y que el único ali­mento que el niño ingiera después del cepillado sea agua.

 

9. Darles demasiados alimentos dulces y con elevada acidez: Existe una relación directa entre el consumo de azúcar y la caries dental. Es sumamente importante limitar el consumo de azúcar, lo que incluye jugos, caramelos y alimentos dulces o golosinas de todo tipo, especialmente los que tienen una consistencia pegajosa que pueden adherirse con más facilidad a los dientes. Otra cosa que se debe evitar es endulzar los chupetes o chupones del biberón con miel o azúcar porque puede causar serios problemas en dien­tes y encías.

 

Pero, los alimentos dulces no son los únicos enemigos de los dientes. Los alimentos con ele­vada acidez también son muy perjudiciales. Y es que los ácidos generan en la boca un ambiente propicio para el crecimiento de bacterias que causan la caries.

 

10. Ofrecerles refrigerios (ali­mentos entre las comidas) en exceso: Al comer el niño muchas veces al día, mantiene una exce­siva producción de ácidos que atacarán sus dientes. Es por eso que es esencial limitar no solo la cantidad sino también la frecuen­cia de los refrigerios (“snacks”) que consume el niño durante el día.

 

Los profesionales advierten que entre comidas debes evitar darle al niño alimentos que contienen una gran cantidad de azúcar, almidones o sal. Ofrécele refri­gerios nutritivos y que no sean nocivos para los dientes como los siguientes:

Queso, yogurt, vegetales crudos crujientes (como el apio o la zana­horia) y agua (en lugar de jugos).

 

Dra. Lorena Del Pilar Delgado López

Reg. Prof.: 4.357.-

Especialista en Operatoria, Estética y Cosmética Dental.

Consultorio: EDIFICIO RIO - 2º Piso - Río de Janeiro 598 entre Rosa Peña y San José.

(Frente al edificio Coomercipar, a 2 cuadras de España y a 1 cuadra y media de Perú).

Reservas de turnos a los teléfonos:

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Creado por Revista Zeta

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